Si
se produce en forma de brotes epidémicos, el diagnóstico habitualmente
es
fácil. En casos esporádicos es difícil, sobre todo si los síntomas no son
muy
intensos.
En
el hombre, pueden ser orientativos sus antecedentes de consumo de
carne
de cerdo (u otros carnívoros u omnívoros salvajes) casi cruda o poco
cocinada.
Diagnóstico
de laboratorio
Mientras
el parásito permanezca en el intestino, no existen pruebas capaces
de
confirmar el diagnóstico.
En
el cerdo, se ratifica el diagnóstico con el hallazgo de una fase de
desarrollo
de la Trichinella spiralis por examen triquinoscópico de
preparaciones
musculares del canal (especialmente por el método de la
digestión
artificial). En este caso, se procede el decomiso veterinario del
canal.
Los
métodos parasitoscópicos que detectan el parásito empleando la biopsia
del
músculo son:
•
Compresión (triquinoscopia) entre dos portaobjetos, para observar bajo
microscopio
quistes con larvas (o calcificados).
•
Digestión artificial, para observar bajo microscopio larvas moviéndose
activamente.
•
Otros (xenodiagnóstico, histopatología..).
Los
estudios inmunológicos que se pueden utilizar son: intradermorreacción
de
Bachman, reacción de floculación con bentonita, ELISA, hemaglutinación
indirecta,
inmunoelectroforesis, inmunofluorescencia indirecta,
inmunodifusión…
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